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Suelo pélvico y cáncer de colon y recto

El suelo pélvico está compuesto por un conjunto de músculos, ligamentos y fascia (tejido conectivo) ubicado en la parte baja de la pelvis, entre el pubis y los huesos sacro y coxis (1).

Las funciones de los músculos del suelo pélvico son (2-4):

  • Sostener la uretra y la vejiga.
  • Sujetar la próstata en los hombres y el útero y la vagina en las mujeres.
  • Ayudar a la continencia de la orina y las heces.
  • Contribuir a la excitación y al orgasmo durante el sexo.

La conciencia y el control voluntario de la musculatura del suelo pélvico pueden verse disminuidos en los pacientes con cáncer colorrectal (CCR) debido a alteraciones producidas tras un tratamiento quirúrgico (resección), utilizado entre el 44 y 86% de los casos (5).

«La rehabilitación del suelo pélvico es eficaz para mejorar la incontinencia fecal o el estreñimiento en pacientes con cáncer colorrectal»

La disfunción del suelo pélvico puede dar lugar a problemas urológicos, ginecológicos y colorrectales, lo cual puede producir en la persona con cáncer de colon y recto un importante impacto a nivel físico, psicológico y social.

Afortunadamente, el tratamiento de estos problemas es un terreno con una creciente evidencia científica y con resultados positivos en la mejora de los síntomas, entre los que destacan, la mayor frecuencia de deposiciones, las fugas y la incontinencia fecal (6), así como problemas de estreñimiento (7).

Biofeedback y cáncer colorrectal

Por ello, es muy necesario realizar un trabajo de fortalecimiento y control del movimiento de la musculatura pélvica con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la persona, reducir su malestar psicológico (8), así como poder realizar más actividad física (9). Una de las técnicas utilizadas para mejorar el control de la musculatura del suelo pélvico es el biofeedback o terapia de biorretroalimentación.

El biofeedback consiste en la utilización de ciertos sensores en la superficie (zona perineal) y dentro de la vagina y/o recto para detectar y medir determinados parámetros, como la contracción muscular del suelo pélvico en tiempo real (electromiografía). Esto permite, tanto al profesional como a la persona con cáncer colorrectal, ser conscientes del grado de contracción y relajación muscular, para así poder intervenir favoreciendo su control voluntario.

Además, esta técnica segura e indolora ha demostrado mejorar la calidad de vida del paciente, disminuyendo la gravedad de los problemas del suelo pélvico y sus consecuencias, como la vergüenza y la incomodidad (10).

Disfunción urinaria y sexual

Es frecuente que algunos pacientes con cáncer de colon y recto experimenten después del tratamiento problemas para orinar correctamente (disfunción urinaria), siendo más frecuentes entre personas mayores, mujeres, personas con incontinencia previa o pacientes con tumores más avanzados (11).

Las manifestaciones clínicas son variadas, desde la incapacidad o dificultad para retener la orina (incontinencia) hasta la dificultad para vaciar la vejiga (retención urinaria), y estas pueden deberse a problemas nerviosos o por inflamación tras la operación o radiación (12).

Además, una vez realizada la valoración del origen y síntomas por parte de un especialista, se pueden llevar a cabo diferentes intervenciones, como la estimulación del nervio sacro o del nervio tibial, que podrían mejorar ciertos factores relacionados con la incontinencia (6,7).

Por otro lado, merece atención la función sexual, la cual puede estar altamente afectada en los pacientes y supervivientes de cáncer colorrectal. Entre las alteraciones más frecuentes en las mujeres se encuentran: la disminución de la frecuencia y la satisfacción sexual, así como el dolor asociado al coito (dispareunia), presente en la mitad de las pacientes (13). Esto se traduce en un menor deseo sexual, menor excitación y mayor dificultad para el orgasmo, así como dolor debido, en muchos casos, a la sequedad vaginal. Los hombres, por su parte, pueden experimentar disfunción eréctil identificada por la cirugía o el envejecimiento.

Este tipo de disfunciones pueden llevar intrínsecos problemas que afectan a sus relaciones, como frustración, ansiedad y otros aspectos psicológicos del propio paciente y de su pareja, que han de ser identificados y pueden ser tratados (14).

En resumen, es importante comunicar este tipo de disfunciones a los especialistas y profesionales que nos tratan, teniendo plena confianza en ellos y exponiendo este tipo de problemas como cualquier otro aspecto de salud, ya que muchas veces pueden no ser comunicados, identificados y tratados de manera pertinente. Por último, hay que recordar que las intervenciones o tratamientos aquí propuestos son solo algunos de los existentes y han de ser prescritos dentro de un enfoque multidisciplinar de manera individualizada por los diferentes profesionales sanitarios.

Alejandro Álvarez Bustos, fisioterapeuta.

Referencias:
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