Seleccionar página

Hábitos tóxicos y cáncer colorrectal

El seguimiento de hábitos de vida saludable es fundamental para tener un mejor control del cáncer colorrectal. Ello implica, además de seguir una adecuada alimentación y realizar actividad física, abandonar hábitos tóxicos, como puede ser el consumo de tabaco y de alcohol.

En este artículo nos vamos a centrar en el consumo de alcohol, ya que es uno de los hábitos tóxicos modificables más nocivos y comunes dada la normalización de su consumo en nuestra sociedad.

En Oncolon ya dedicamos otro artículo a por qué se recomienda abandonar el tabaco con cáncer colorrectal ¡No te lo pierdas!

Alcohol y cáncer colorrectal

El consumo de alcohol es un hábito nocivo que, al estar cada vez más extendido, pasa a conformar parte del estilo de vida de las personas tanto en los países desarrollados como en algunos países en vías de desarrollo. Aunque es cierto que el consumo de alcohol se asocia más concretamente a otros cánceres del aparato digestivo (páncreas o hígado), los expertos apuntan a que su consumo crónico también tiene un importante papel en el desarrollo del cáncer colorrectal (1,2,3).

El daño que se produce por el consumo crónico de alcohol se da a diferentes niveles. Por un lado, el propio metabolismo del alcohol provoca en nuestro cuerpo que, tras la descomposición del alcohol, queden moléculas que son altamente corrosivas y dañinas para el ADN, pudiendo provocar así que células sanas muten a células cancerosas en muchos órganos del cuerpo.

El alcohol además tiene más efectos nocivos que son menos evidentes, pero que también se han relacionado con cáncer (3).

Por ejemplo, deteriora la capacidad del organismo para absorber y descomponer nutrientes o vitaminas que previenen el cáncer, lo cual, mantenido en el tiempo, hace que la persona desarrolle desnutrición. De hecho, se ha demostrado que hay relación entre la escasez de vitaminas del grupo B en el cuerpo y la aparición de cáncer de colon y recto (4).

También afecta a la cantidad de hormonas en sangre, como es el caso de los estrógenos, que al aumentar su concentración en sangre, provocan una mayor absorción de agentes cancerígenos del humo del tabaco (1,3,4), a lo que habría que añadir el daño cerebral y los trastornos mentales que también causa el alcohol (5,6).

Por otro lado, se sabe que la inflamación crónica que provoca el alcohol en el colon juega un papel fundamental en el desarrollo del cáncer colorrectal (1,7) y es una ingesta crónica de alcohol lo que puede causar una inflamación de la mucosa en el intestino. Esta inflamación mantenida en el tiempo termina por producir una respuesta inmune exacerbada, creándose así el ambiente propicio para el desarrollo de un tumor (8,9).

Finalmente, algunos estudios han calculado que el alcohol aumenta la posibilidad de desarrollar un cáncer colorrectal en hasta un 60% (1,10,11,12). Además, si esto se asocia con otro hábito tóxico o factor de riesgo, como puede ser el tabaquismo o la obesidad, los problemas de salud se ven acentuados y la calidad de vida de cara a un futuro cercano se ve enormemente mermada.

La posibilidad
de desarrollar un cáncer colorrectal aumenta hasta un 60% con el consumo
de alcohol.

Aunque durante algún tiempo ha habido alguna controversia acerca de las potenciales virtudes de algunas bebidas (vino, cerveza, etc.) en el momento actual, las sociedades científicas han emitido un clarísimo mensaje para que el objetivo de la ingesta de alcohol sea “cero”.

Conclusión

Sin embargo, si uno ya ha adoptado hábitos nocivos para la salud, no quiere decir que sea demasiado tarde. De hecho, cuanto antes se abandonen estos hábitos y se aprendan actitudes saludables, mejores condiciones físicas y mentales se preservarán. Hoy en día existen muchos programas de deshabituación y diferentes servicios de ayuda para abandonar los hábitos tóxicos que más esfuerzo suponen.

Desde aquí lanzamos como idea el hecho de que, al estar fuertemente asociados todos los hábitos tóxicos entre sí (de la misma manera que se agravan en su conjunto), al dejar o eliminar uno de ellos de nuestra vida será más fácil ir eliminando los demás. Un ejemplo de ello sería cómo dejar de fumar puede hacer que aumente la capacidad respiratoria y pulmonar, lo que hará que seamos capaces de caminar durante más tiempo sin fatiga, y ello a su vez, mejorará nuestra condición física y disminuirá el sedentarismo, lo cual mejora también nuestro peso. Así, la eliminación de uno de los hábitos hará que nos sintamos exponencialmente mejor en todos los demás dejando de ser una espiral de la que parece imposible desligarse.

Sentir que podemos minimizar los riesgos y las complicaciones con acciones y actitudes propias que modifican nuestro estilo de vida es primordial, ya que puede servir como un potente motivador al sentir que por fin tomamos control de nuestras vidas.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Rossi M, Jahanzaib Anwar M, Usman A, Keshavarzian A, Bishehsari F. Colorectal Cancer and Alcohol Consumption – Populations to Molecules. Cancers [Internet]. 2018 [consultado 7 Ago 2022];10(2):38.
  2. Vanella G, Archibug Li, Stigliano S, Capurso G. Alcohol and gastrointestinal cancers. Curr Opin Gastroenterol [Internet]. Mar 2019[consultado 10 Ago 2022];35(2):107-113. doi: 10.1097/MOG.0000000000000502.
  3. Instituto Nacional del Cáncer (NCI). Casi 750.000 casos de cáncer en el mundo por consumo de alcohol en 2020 [Internet]. Estados Unidos: NCI; 17 Sep 2021 [consultado 12 Ago 2022].
  4. Varela-Rey M, Woodhoo A, Martinez-Chantar ML, Mato JM, Lu SC. Alcohol, DNA methylation, and cancer. Alcohol Res. Curr Rev [Internet]. 2013[consultado 15 Ago 2022];35:25–35.
  5. Organización Mundial de la Salud (OMS). El consumo nocivo de alcohol mata a más de 3 millones de personas al año, en su mayoría hombres [Internet]. Ginebra, Suiza: OMS; Sep 2018[consultado 16 Ago 2022].
  6. Organización Mundial de la Salud (OMS). Alcohol [Internet]. Ginebra, Suiza: OMS; May 2022[consultado 18 Ago 2022].
  7. Moossavi S, Bishehsari F. Inflammation in sporadic colorectal cancer. Arch. Iran. Med [Internet]. 2012[consultado 18 Ago 2022];15:166–170.
  8. Nicholas NS, Apollonio B, Ramsay AG. Tumor microenvironment (TME)-driven immune suppression in B cell malignancy. Biochim. Biophys. Acta [Internet]. 2016[consultado 19 Ago 2022];1863:471–482. doi: 10.1016/j.bbamcr.2015.11.003.
  9. Wimberly AL, Forsyth CB, Khan MW, Pemberton A, Khazaie K, Keshavarzian A. Ethanol-induced mast cell-mediated inflammation leads to increased susceptibility of intestinal tumorigenesis in the APC delta468 min mouse model of colon cancer. Alcohol. Clin. Exp. Res [Internet]. 2013[consultado 20 Ago 2022];37:E199–E208. doi: 10.1111/j.1530-0277.2012.01894.x.
  10. Seitz HK, Becker P. Alcohol metabolism and cancer risk. Alcohol Res. Health [Internet]. 2007[consultado 22 Ago 2022];30:38–47. Di
  11. Shukla SD, Lim RW. Epigenetic effects of ethanol on the liver and gastrointestinal system. Alcohol Res. Curr. Rev [Internet]. 2013[consultado 24 Ago 2022];35:47–55.
  12. Haas SL, Ye W, Lohr JM. Alcohol consumption and digestive tract cancer. Curr. Opin. Clin. Nutr. Metab. Care [Internet]. 2012[consultado 25 Ago 2022];15:457–467. doi: 10.1097/MCO.0b013e3283566699.

Laura de la Corte Goicoechea y Lydia Mower Hanlon, enfermeras.

Comparte: