Recibir un diagnóstico de cáncer colorrectal conlleva un fuerte impacto psicológico para la persona que lo recibe, sobre todo teniendo en cuenta las muchas dudas e incertidumbres que pueden surgirle sobre qué pasará durante el proceso de la enfermedad.
En el siguiente vídeo de Oncolon, Mauricio y Manuel, supervivientes de cáncer colorrectal, cuentan su experiencia tras el diagnóstico y el impacto psicológico que supuso la enfermedad.
Cómo afrontar el diagnóstico de cáncer de colon y recto
Todas las personas tenemos la asombrosa capacidad de poder afrontar situaciones de todo tipo. En este sentido, detrás de estados emocionales depresivos o pasivos está la percepción de ser incapaces de hacer nada: la persona se encuentra indefensa frente a las circunstancias (como un diagnóstico de cáncer colorrectal (CCR)) y experimenta ansiedad, tristeza, estados depresivos y paralización conductual, etc. y esto se da tanto si esa indefensión es real y objetiva como si creemos que nada podemos hacer, en una especie de indefensión aprendida.
Ante cualquier suceso impactante, con muy alta carga emocional, estamos programados para dar dos tipos de respuesta y así afrontar la situación: lucha o huida. Y aunque de forma espontánea la primera respuesta sea una de las dos, aquí podemos traducirlas como afrontar las situaciones de forma activa o pasiva.
Es como si nos preguntáramos en una primera valoración de la situación (por ejemplo, tener cáncer de colon y recto): ¿Qué está pasando en mi entorno? Y poco después nos hiciéramos una segunda valoración: ¿Tengo recursos para superarlo?
«¿Qué está pasando en mi entorno? ¿Tengo recursos para superarlo?»
De las respuestas que se den a estas valoraciones se derivan conductas activas o pasivas, es decir, una manera de afrontar el problema buscando alguna alternativa de actuación o tener una aceptación pasiva de lo que ocurre.
¿Qué puedo hacer tras el diagnóstico de cáncer colorrectal?
Uno de los principales factores responsable del malestar, de la ansiedad y la tristeza es la sensación de falta de control sobre nuestra vida y sobre nuestra enfermedad. Tener la percepción de que somos nosotros quienes controlamos una situación, o que al menos podemos hacer algo para aliviarla, nos hace sentirnos más seguros y tranquilos.
Tras recibir un diagnóstico de cáncer colorrectal, es frecuente preguntarse: ¿y ahora qué…?
¿Esperar pacientemente acontecimientos y a la espera de lo que los médicos digan?
¿Optar por la participación activa y ver qué cosas puedo hacer?
Lo más beneficioso ahora es salir del bloqueo emocional tras el impacto del diagnóstico y conocer las circunstancias que conlleva la enfermedad, centrarme en qué cosas puedo hacer y no tanto en las que no puedo. Sería como preguntarse:
«¿Qué puede hacer mi cuerpo más fuerte, más resistente? ¿Qué puede hacer mi mente más inteligentemente optimista? ¿Qué puede hacerme más resiliente?»
De todo esto se deriva la importancia de estar informado sobre la enfermedad. Cuando te sientas preparado, infórmate a través de tus oncólogos y en plataformas/webs fiables y especializadas. Y no es conveniente sobreinformarse ni comparar unos casos con otros: cada persona y cada enfermedad son distintas.
Las personas podemos tomar alguna acción que palíe o atenúe las circunstancias de la vida. Al menos, hay dos áreas vitales donde actuar: el nivel emocional y el nivel social.
Nivel emocional
Es frecuente que las emociones y los sentimientos dolorosos se agolpen y amenacen con teñir la vida de gris. No podemos evitar tenerlos, pero lo que sí podemos hacer es regular su intensidad, lo que empieza por aceptar que vamos a tener emociones contradictorias. El amor es tan humano como el odio, la solidaridad como el egoísmo, la esperanza como el desespero… así como el cerebro pertenece al mundo de lo lógico, lo racional, las emociones son ilógicas y a veces irracionales, lo que no significa que estemos a su merced.
Expresar sentimientos tanto negativos como positivos, pedir apoyo, hacer peticiones a los demás sobre cómo nos gustaría que nos trataran, son tareas que pueden hacernos este periodo más leve. Las emociones que no se expresan corren el riesgo de derivar en algún trastorno o aumentar el estrés y la ansiedad innecesariamente. Si resulta difícil expresarlas, un buen comienzo es darle un nombre a lo que sentimos. Elegir la palabra que lo defina mejor: tristeza, melancolía, enfado, esperanza, agradecimiento, etc. y ponerlo en una frase en primera persona del singular. Así uno se apropia de la emoción y puede regular su intensidad.
Y aunque ya sabemos que el optimismo, la risa o las coles de Bruselas no curan la enfermedad, una actitud abierta, esperanzada y colaboradora con el tratamiento, sí mejora nuestro ánimo e influye en la capacidad de afrontar esta situación.
Nivel social
¿Contarlo o no contarlo?
Todas las personas tienen derecho a elegir cómo viven la enfermedad. Es una decisión personal, individual e incuestionable, aunque conviene tener en cuenta las consecuencias de decirlo o no decirlo a los demás.
Si decides que vasa hablar de ello, te vas a sentir liberado, vas a poder expresar tus sentimientos cuando los experimentes, y vas a evitar tener que utilizar eufemismos que pueden hacer que crezca el problema… pero en tu cabeza.
Si decides que no vas a hablar de ello, pues tienes derecho, te resta la posibilidad de expresar sentimientos (que no significa no sentirlos), pones una barrera al apoyo de los demás y se corre el riesgo de provocar una conspiración de silencio.
¿Y si soy familiar?
Conviene evitar la llamada conspiración del silencio, o sea, mantener ocultos los sentimientos, no hablar de nada que tenga que ver con el cáncer, mostrar un ánimo falsamente optimista, llorar solo cuando no nos vean, etc.
En la creencia de que, si no se habla del mal, no puede hacernos mal. Hay que permitir la expresión de malestar emocional, dudas, temores, etc. ya que, para asimilar su problema, necesita oportunidades en las que expresar esos temores.
El cáncer colorrectal es una enfermedad silenciosa pero no muda, y tampoco depende su evolución de que hablemos o no de ella.
Tener un fuerte apoyo social hace la recuperación mucho más rápida y eficaz. En ese sentido, participar e integrarse en organizaciones de pacientes permite tener una indudable mejoría emocional. Sentirse acompañado, entendido, realizar y compartir actividades. Aclarar dudas y temores y, por qué no, aportar a otras personas los recursos que a uno le han sido útiles. Todas estas acciones generan apoyo social y estabilidad afectiva.
Adoptar un papel activo en el cáncer de colon y recto
Es conveniente informarse del estado y la afectación personal de la enfermedad, adoptar un papel activo y participativo, evitar catastrofismos inútiles, así como identificar y expresar nuestras emociones para regular su intensidad y afrontarlas mejor. Una actitud abierta y optimista inteligente ayuda a sentirse emocionalmente aliviado.
Comunicarse abiertamente con personas que puedan comprender y apoyar, le resulta útil a muchas personas en situaciones similares. Compartir y escuchar experiencias de grupos de afectados por la enfermedad permite relativizar y aumentar el optimismo responsable.
Cómo mejorar el estado de ánimo con cáncer colorrectal
Como ya hemos hablado en otro artículo, el diagnóstico de cáncer de colon puede causar un elevado malestar psicológico que la persona no es capaz de asumir y gestionar. Se trata de un momento en el que se producirán diferentes cambios a nivel físico, psicológico, familiar, social y/o laboral.
En esta infografía, te damos algunos consejos para sentirse mejor con cáncer colorrectal.
Tras el diagnóstico de cáncer colorrectal es necesario tomar un papel activo
En una sociedad como en la que vivimos, donde las personas podemos ser tan vulnerables, no resulta raro recibir noticias inesperadas que podrían impactarnos fuertemente. Parece que todas las personas atravesarán a lo largo de su vida, al menos, dos situaciones que la pondrán en grave riesgo. Por ello, no es tan inusual escuchar en primera o en segunda persona un diagnóstico de cáncer colorrectal (CCR).
Afortunadamente, nunca en la historia de la Humanidad ha habido tantas probabilidades de sobrevivir a un diagnóstico de cáncer. En este artículo trataremos de darle sentido (y ciencia y esperanza) al impacto psicológico que supone recibir un dictamen de cáncer colorrectal.
Impacto emocional en cáncer colorrectal
La Real Academia de la Lengua (RAE) ofrece dos definiciones de impacto:
m. Efecto de una fuerza aplicada bruscamente.
m. Golpe emocional producido por un acontecimiento o una noticia desconcertantes.
Un golpe duroy unsuceso inesperado son las dos voces de esta desafinada canción. Seguro que a ti como paciente o familiar te suena palabra a palabra esta definición, ¿verdad? He de decir que a mí también me sonó, palabra a palabra, hace más de 10 años, cuando me dijeron algo parecido: “Tienes cáncer de colon”.
Frente a un diagnóstico como éste, resulta difícil diferenciar el impacto emocional del impacto físico. La persona lo vive como un todo que puede parecer arrasador, porque el mundo emocional, por definición, no pertenece al mundo de lo lógico, de lo racional. En esta línea, lo primero que aparece cuando nuestra integridad pudiera estar amenazada son las emociones intensas, entremezcladas con pensamientos paralizantes, conductas circulares o estados de ánimo desconcertantes.
Resulta difícil diferenciar el impacto emocional del impacto físico
Como sociedad, inevitablemente, tenemos una serie de creencias colectivas sobre lo que hemos vivido o aquello que le ha pasado a los demás. Estas creencias aparecen cada vez que afrontamos una situación como recibir un diagnóstico de cáncer colorrectal, y están asociadas a años de consumir información sobre la enfermedad y, en este sentido, convivir con ella. Es por ello que la palabra cáncer suele asociarse con muerte o un grave deterioro de las condiciones vitales, generando un nivel considerable de ansiedad o miedo, sobre todo, si el diagnóstico aparece a una edad temprana (como fue mi caso, antes de cumplir los 50), pues entre estas creencias colectivas existe el pensamiento de que hay ciertas enfermedades que son de “gente mayor”.
Mecanismos de defensa ante el diagnóstico de cáncer
Ante una noticia de fuerte impacto, se tiende a reaccionar intentando asimilarla y adaptándose a ese golpe brusco e inesperado y, con frecuencia, se necesita tiempo para ello. Se suelen usar dos mecanismos que ayudan a integrar la noticia de forma gradual, que son los mecanismos de defensa, como la negación y el bloqueo.
En muchas ocasiones, elprimer momento es de incredulidad, de sentimiento de injusticia, en el que surgen preguntas como “¿por qué a mí?”, “¿qué he hecho yo para merecer esto?” o “¿por qué no me di cuenta antes?”. Estos pensamientos solo provocan culpabilidad, malestar y sentimientos de indefensión ante el futuro. Sin embargo, hay que tener en cuenta que incluso a los propios profesionales sanitarios expertos en Aparato Digestivo puede llegarles el diagnóstico de cáncer colorrectal sin ser capaces de detectarlo de manera más temprana, tal y como explicaba la Dra. Pilar García Alfonso, Jefa de Sección de Oncología Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón (Madrid) y Jefa de la Unidad de Tumores Digestivos, durante el 16º Congreso Iberoamericano de Grupo Español de Pacientes con Cáncer.
Nadie es culpable de su enfermedad y esto hace que la pregunta “¿por qué a mí?” no pueda responderse de ninguna manera lógica y solo cause confusión, culpabilidad y malestar, regresando de manera recurrente a pensamientos relacionados con “lo que he hecho” o “lo que dejado de hacer”. Para relativizar la situación, puede replantearse la pregunta como “¿por qué no a mí?”, lo que a su vez ayudará a considerar la vida en su conjunto, el mundo y nuestro lugar en él como una cuestión de azar.
El otro gran momento tras recibir el diagnóstico es el de ‘terribilización’, es decir, la intrusiva imagen del grave deterioro físico y la muerte. Esta anticipación catastrófica a lo que pueda pasar refleja un estereotipo social que podría tener sentido hace años. No obstante, hoy se sobrevive a diferentes tipos de cánceres y lo fundamental es adoptar las medidas sanitarias que hagan posible esa supervivencia cada vez mayor. En esta tarea es importante que afectados, familiares y cuidadores se conciencien de ello y adopten una actitud que permita colaborar, en su medida, en el tratamiento y curación. Disponer en el sistema sanitario público de protocolos para una detección temprana y tomar acciones rápidas antes de que la enfermedad avance es más que una buena idea, es una necesidad para seguir conservando vidas.
Esperanza y aceptación del cáncer colorrectal
El mayor deseo de una persona diagnosticada de cáncer colorrectal, o de cualquier otra enfermedad, es curarse, tener un futuro inmediato y un presente con esperanza. La esperanza es un poderoso recurso para afrontar las consecuencias biopsicosociales a las que te puedes enfrentar en las próximas semanas desde el diagnóstico. Además, es importante cultivar la aceptación, no una resignación pasiva al destino inefable, pero sí aceptación de lo que es, lo que está pasando y tener conocimiento de lo que va a pasar.
En momentos críticos, la esperanza y la aceptación pueden contribuir a afrontar los pasos iniciales y ponerse en manos de quienes tienen conocimiento y recursos para ayudar. Cada día, continuos avances científicos aumentan la esperanza y reducen las consecuencias del cáncer colorrectal. Este acto de aceptación de lo que es y lo que puede ser: cada vez más una enfermedad curable o crónica y que puede no alterar demasiado la calidad de vida. Es mucho más fácil aceptar algo, por muy negativo que sea, cuando dispones del recurso de la esperanza, porque sin esperanza, es difícil afrontar esta enfermedad o ninguna otra.
Igualmente, es importante saber que cada vez hay más personas afectadas por cáncer colorrectal que llevan una vida muy similar a la que llevaban antes del diagnóstico. ¿Por qué no te va a pasar a ti lo mismo? También es necesario tomar un papel activo y saber que hay muchas cosas que pueden hacerse.
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