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25 preguntas sobre cáncer colorrectal metastásico: parte 1

25 preguntas sobre cáncer colorrectal metastásico: parte 1

Cáncer de colon y recto metastásico

Si la palabra “cáncer” en un diagnóstico puede dar completamente la vuelta a la vida de una persona, el hablar de “cáncer colorrectal metastásico” (CCR) supone un impacto por partida doble ante el que es normal tener muchas dudas e incertidumbres al respecto.

Por ello, desde Oncolon hemos preparado una serie de infografías bajo el título “25 preguntas sobre cáncer colorrectal metastásico” con el objetivo de ofrecer información veraz sobre algunas de las cuestiones más relevantes relacionadas con la enfermedad. Para la elaboración de algunas de las respuestas se ha contado con la colaboración de la Dra. Ana Ruiz, jefa de sección del servicio de Oncología Médica en el Hospital Puerta de Hierro (Madrid). Si te las perdiste, a continuación, te hacemos un primer resumen de algunas de ellas.

Metástasis, pronóstico y genética en cáncer colorrectal

Cuando se recibe un diagnóstico de cáncer colorrectal metastásico, la palabra metástasis suele impactar a la persona, ya que se puede tener una vaga idea de a qué nos estamos refiriendo, pero sin conocer al 100% lo que significa.

Una metástasis implica que las células tumorales son capaces de reproducirse, asentarse y crecer fuera del órgano que las produce. En este sentido, hablamos de metástasis de cáncer colorrectal cuando encontramos esas células o sus consecuencias (lesiones en el TAC, en una ecografía o en un PET) fuera del colon y recto. No obstante, el pronóstico del CCR es muy variado, ya que algunos casos llegan a curarse a través de la cirugía. Esto es posible en localizaciones determinadas (hígado, pulmón o peritoneo), sobre todo, cuando las metástasis son pocas en número y de pequeño tamaño.

Metástasis: células tumorales que son capaces de reproducirse, asentarse y crecer fuera del órgano que las produce.

Pero incluso en los casos con mal pronóstico inicial, algunos pacientes llegan a operarse y curarse. La posibilidad de someterse a un tratamiento quirúrgico se valora de forma periódica por el equipo multidisciplinar.

La genética puede estar implicada de diferentes formas en el desarrollo de este tipo de cáncer:

En este sentido, las mutaciones son alteraciones en los genes del tumor. No todas las mutaciones son peligrosas y algunas no tienen repercusión biológica conocida. Entre las mutaciones genéticas del cáncer de colon nos interesan, por una parte, aquellas que participan en el desarrollo del cáncer y, por otra parte, aquellas mutaciones que hacen que el tumor sea más vulnerable a algún tipo de tratamiento.

Las implicadas en el desarrollo del cáncer son las mutaciones de los genes APC, P53, PIK3CA, SMAD4 y KRAS. En cuanto a las relacionadas con la elección de tratamiento, están las mutaciones de los genes KRAS, NRAS y BRAF. También tienen mucho interés los tumores que muestran muchas mutaciones (“hipermutados”) en relación con una alteración en la capacidad para reparar los errores genéticos. Esa alteración puede ser heredada o adquirida.

Opciones terapéuticas en cáncer colorrectal

Para elegir un tratamiento y saber a cuál es candidato el paciente con cáncer colorrectal metastásico, el oncólogo médico utiliza toda la información disponible para tomar esta decisión. Necesita información acerca de las mutaciones extraída de la biopsia e información procedente de la entrevista con el paciente, de la exploración física y de las pruebas complementarias (TAC, análisis, etc.) que se realizan.

En relación con los efectos secundarios esperados, hay algunos que son predecibles, como es la aparición de cosquilleos con el frío tras haber recibido quimioterapia o aparición de una reacción que recuerda al acné juvenil tras la administración de anticuerpos monoclonales anti-EGFR.

Con respecto a las náuseas y vómitos, depende de muchos factores, pero es importante garantizar su prevención a través de medicación que pautará el médico en los casos en los que esté indicado. En relación con la alopecia o caída del pelo, debes preguntar a tu oncólogo. No siempre es posible predecir si va a haber alopecia o no, pero hay varios esquemas terapéuticos con los que apenas se produce (no des por supuesto que por recibir quimioterapia vas a sufrirla).

Hay que tener en cuenta que se considera normal tener algo de fatiga durante el tratamiento. Algunos pacientes presentan muy mala tolerancia al tratamiento y, en esos casos, el médico deberá ajustarlo para evitar que eso ocurra.

En todo caso, ante cualquier duda sobre el cáncer colorrectal metastásico es importante consultar a los profesionales sanitarios o a las asociaciones de pacientes para contar con información veraz y de calidad.

Puedes ver las infografías completas en los siguientes enlaces: patología, genética y mutaciones y opciones terapéuticas.

Ejercicio físico durante el cáncer colorrectal: necesidades y recomendaciones

Ejercicio físico durante el cáncer colorrectal: necesidades y recomendaciones

Como demuestra la evidencia, la práctica de ejercicio físico es beneficiosa durante el proceso del cáncer colorrectal. Aunque es importante adaptar esta práctica a las circunstancias individuales de cada persona, existen una serie de necesidades y recomendaciones generales que podrían ayudarte a ser más activo. En este artículo te lo contamos.

Recomendaciones de actividad física en cáncer colorrectal

Las recomendaciones de actividad física para pacientes que están pasando por un proceso oncológico son (1):

1. Actividad física aeróbica: La recomendación en la actualidad es intentar conseguir 150-300 minutos de actividad moderada-vigorosa, recordando que en general cuanto más ejercicio mejor y cuanto más intenso mejor. También puedes combinar intervalos de actividad física moderada y vigorosa durante la sesión de ejercicio.

Para obtener los beneficios asociados a este tipo de actividad, es necesario realizar al menos 10 minutos continuados de actividad física aeróbica. No obstante, si nunca has realizado actividad física, consulta con tu especialista en ejercicio físico y continúa leyendo para obtener algunas pautas para su puesta en marcha.

2. Ejercicios de fuerza: Aunque el ejercicio debe estar individualizado, esto es, estar adaptado a las necesidades particulares y la condición física de cada persona, según las guías de referencia, la fuerza muscular debe realizarse al menos dos veces a la semana, con series de entre 8 y 15 repeticiones al 60% de 1RM (mínimo).

Como la mayoría de las personas no conocemos nuestro 1RM para cada ejercicio de fuerza, se puede trabajar por sensaciones. Esto significaría seleccionar un peso con el que podamos realizar un número de repeticiones que nos canse, pero que siempre podamos realizar dos repeticiones más. Se recomienda empezar con series largas de entrenamiento (más repeticiones) y menos peso, hacia menor número de repeticiones incrementando el peso de las pesas.

Por ejemplo: hago 13 repeticiones con un peso de 5Kg, pero las dos últimas repeticiones me han costado mucho esfuerzo y casi no puedo terminarlas. Esto no sería correcto, deberíamos bajar un poco el peso para poder hacer esas 13 repeticiones con seguridad e incluso que nos quedara fuerza para hacer 2 repeticiones más.

3. Ejercicios de flexibilidad: Son ejercicios de estiramiento de las diferentes zonas musculares con la finalidad de mantener la elasticidad de los músculos y la amplitud de cada movimiento de las articulaciones. Los ejercicios de flexibilidad deben dar una sensación de «tensión con comodidad».

Ostomía y actividad física

Para los pacientes que tienen una ostomía, existen pautas para una práctica de actividad física segura y eficaz (1):

  • Vaciar la bolsa de ostomía antes de comenzar el ejercicio.
  • Comenzar los ejercicios de fuerza con poca resistencia y progresar lentamente bajo la guía de profesionales capacitados en el ejercicio. Es muy importante realizar los ejercicios con una técnica correcta de ejecución de los movimientos.
  • Evitar el uso de una maniobra de Valsalva (aguantar en apnea mientras se ejecutan los movimientos de fuerza).
  • Modificar cualquier ejercicio básico que cause una presión intraabdominal excesiva, es decir, una sensación de presión o un abultamiento en el abdomen.
  • Si tienes una ileostomía, tienes un mayor riesgo de deshidratación. Asegúrate de beber antes, durante y después del ejercicio.
  • Si practicas deportes de contacto, o donde existe riesgo de un golpe en la ostomía, puedes usar un protector/escudo de ostomía.

Recuerda que no hacer ejercicio físico no te prevendrá de una hernia, mientras que realizar un plan para el fortalecimiento abdominal puede reducir significativamente el riesgo de hernia paraestomal (2). Se recomienda esperar a que esté cicatrizada la herida (seis a nueve semanas), aunque es aconsejable consultarlo con tu estomaterapeuta y/o especialista en ejercicio para comenzar lo antes posible.

¿Cómo identifico en qué intensidad de ejercicio estoy?

La intensidad puede controlarse de diferentes maneras. Una de las formas más sencillas y prácticas es mediante el test del habla” (3). Este indica que, si sientes que te cuesta mantener una conversación, es decir, tienes una respiración entrecortada, estarás en una actividad física de intensidad moderada. Sin embargo, si jadeas o te cuesta mucho emitir cualquier palabra, la intensidad de la actividad habrá aumentado, denominándose actividad física vigorosa. Esta intensidad es la que más beneficios tiene para la salud cardiovascular y para mejorar la salud del paciente.

El test del habla indica que, si sientes que te cuesta mantener una conversación, estarás en una actividad física de intensidad moderada

Un buen entrenamiento debe contar con todas las intensidades y debe estar planificado e individualizado para conseguir los objetivos para la salud. Por ejemplo: si estás caminando, puedes aumentar la intensidad para alcanzar más beneficios ¿Cómo? Aumentando la velocidad, subiendo rampas o escalones e incluso llevando algún peso adicional en el cuerpo (ej. una mochila).

El estilo de vida activo implica evitar el sedentarismo que se asocia con enfermedades y decremento de la salud. No hay que olvidar que puede coexistir el sedentarismo con el cumplimiento de las recomendaciones de AF. Es decir, se puede hacer una hora al día de actividad física moderada y/o vigorosa, pero pasar el resto del día sentado. Para evitar esto, y si no fuera posible, intenta hacer pausas activas, esto es intentar levantarte del sofá/silla cada un tiempo para romper esos ciclos prolongados de sedentarismo.

¿Cuándo y cómo empezar si nunca he hecho ejercicio físico?

Lo ideal es empezar lo antes posible. Se ha comprobado que el momento del diagnóstico es una ocasión adecuada para tratar de modificar conductas relacionadas con los hábitos de vida saludables y empezar a aumentar los niveles de actividad física (3).

Si has realizado ejercicio físico antes, es probable que te cueste menos retomar la rutina de entrenamiento tras el diagnóstico, pero no dudes de que, tras la cirugía, y por supuesto durante el tratamiento, puedes realizar actividad física y debes evitar el sedentarismo.

Si por el contrario nunca has realizado ejercicio físico, a continuación, se describen algunas pautas para comenzar:

  • Realiza ejercicio físico con ropa cómoda y calzado deportivo para evitar cualquier tipo de lesión.
  • Realiza ejercicio físico después de dos horas de la última comida para evitar dolores estomacales y malestar abdominal durante el entrenamiento.
  • Aprovecha los momentos con más energía del día para realizar tu rutina de ejercicio físico.
  • Bebe agua antes, durante y después del entrenamiento. Durante el entrenamiento debes beber sorbos pequeños, pero frecuentemente, evitando beber mucha agua de un solo trago.
  • Evita las horas de máximo calor en épocas de verano. No tomes el sol en exceso durante el tratamiento de quimioterapia, intentando buscar zonas con sombra. Usa protección solar y ropa para cubrir el rostro o las zonas de exposición directa al sol, como la cara.
  • Comienza el ejercicio físico con un calentamiento de 10 minutos, esto es, haciendo la actividad de menor a mayor intensidad. Incluye movilidad en las articulaciones para prepararlas (ej. hacer rotaciones de hombros).

¡Recuerda que cualquier actividad física siempre es mejor que no hacer nada!

María Romero Elías, graduada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte

Referencias:
  1. Campbell, K. L., Winters-Stone, K. M., Wiskemann, J., May, A. M., Schwartz, A. L., Courneya, K. S., Zucker, D. S., Matthews, C. E., Ligibel, J. A., Gerber, L. H., Morris, G. S., Patel, A. V., Hue, T. F., Perna, F. M., & Schmitz, K. H. (2019). Exercise Guidelines for Cancer Survivors: Consensus Statement from International Multidisciplinary Roundtable. Medicine and science in sports and exercise51(11), 2375–2390. https://doi.org/10.1249/MSS.0000000000002116
  2. North J. (2014). Early intervention, parastomal hernia and quality of life: a research study. British journal of nursing (Mark Allen Publishing)23(5), S14–S18. https://doi.org/10.12968/bjon.2014.23.Sup5.S14
  3. Demark-Wahnefried, W., Aziz, N. M., Rowland, J. H., & Pinto, B. M. (2005). Riding the crest of the teachable moment: promoting long-term health after the diagnosis of cancer. Journal of clinical oncology23(24), 5814–5830. https://doi.org/10.1200/JCO.2005.01.230
Recomendaciones y adaptaciones dietéticas tras una ostomía (1)

Recomendaciones y adaptaciones dietéticas tras una ostomía (1)

Ostomía y alimentación

La creación de una ostomía en cáncer colorrectal afecta al proceso de absorción de los nutrientes y el agua, sobre todo en el caso de las ileostomías. Además, las personas portadoras de ostomías suelen restringir alimentos o grupos de alimentos para reducir el riesgo de algunos efectos secundarios como los gases, olores, estreñimiento o diarrea, lo que puede llegar a comprometer su estado nutricional (1,2).

«Para prevenir complicaciones es fundamental una dieta equilibrada y variada»

Por todo esto, una educación nutricional adecuada y el seguimiento de una dieta equilibrada y variada son clave en la prevención de complicaciones y deficiencias relacionadas con esta situación.

Recomendaciones después de la ostomía

Aunque el paciente debe consultar con el equipo médico cuáles son las pautas más recomendables en su caso particular, existen una serie de recomendaciones generales tras la realización de la ostomía y una vez que se vuelve a la dieta sólida. Estas se basan en el seguimiento durante 6 semanas de una dieta con las siguientes características (3-7):

  • Baja en fibra.
  • De fácil digestión.
  • Evitando alimentos muy grasos.
  • Utilizando técnicas culinarias sencillas.

Verduras y hortalizasSin piel ni semillas. Trituradas, en puré. La patata y la zanahoria se pueden comer cocidas sin triturar.
Cereales y derivados (pan, pasta, arroz…)Blancos. Evitar versiones integrales.
LegumbresEn puré y sin piel siempre que exista buena tolerancia.
PescadosOptar por el pescado blanco: merluza, bacalao, lenguado, etc.
CarnesOptar por carnes magras (pollo, pavo, conejo), evitando las carnes grasas.
LácteosYogures y quesos frescos tipo Burgos o requesón. En un inicio, evitar el consumo de leche*, nata, quesos grasos.
FrutasSin piel ni semillas. Asadas o en compota. El plátano y la manzana se pueden tomar crudas. Evitar fruta desecada.
Frutos secosEvitar.
GrasasAceite de oliva virgen o virgen extra.
Azúcar, bollería, dulcesEvitar.

*La intolerancia a la lactosa es habitual después de la cirugía. Si tras su ingestión aparecen gases, hinchazón y diarrea se puede probar con leche sin lactosa.

Pasado ese tiempo, se deben ir introduciendo nuevos alimentos y otras formas de preparación, siempre de uno en uno para probar la tolerancia individual a los mismos y controlar el efecto de cada ingesta. En el caso de que un alimento no sea bien tolerado, se recomienda no volver a incluirlo durante algunas semanas e intentarlo de nuevo más adelante (3,7).

Es importante tener en cuenta que el ritmo y el tiempo de adaptación de la alimentación puede ser muy diferente para cada persona.

En resumen, algunas recomendaciones generales podrían agruparse de la siguiente manera (3,5-6,8-10):

  • Come de forma tranquila, en un ambiente relajado, con la boca cerrada y masticando muy bien los alimentos con el fin de evitar la formación excesiva de gases y la salida de trozos grandes de alimento por la ostomía. Masticar poco aumenta el riesgo de obstrucción.
  • Es aconsejable que hagas comidas con más frecuencia a lo largo del día y poco copiosas. En este sentido, evita ayunar o saltarte comidas, ya que esto puede aumentar la eliminación de heces líquidas y de gases.
  • Come a intervalos regulares para regularizar las deposiciones lo máximo posible.
  • Incluye 2-3 raciones al día de alimentos ricos en proteína (carne, pescado, huevos, lácteos, legumbres) teniendo en cuenta la tolerancia a los mismos.
  • Prepara los alimentos utilizando técnicas culinarias sencillas (cocidos, a la plancha, asados en su jugo, etc.), evitando los platos muy elaborados y copiosos como empanados, rebozados, fritos, estofados, guisados, etc., que producen digestiones más lentas y pesadas.
  • Evita tumbarte inmediatamente después de las comidas. Es aconsejable reposar sentado al menos media hora después de las comidas principales.
  • Consume, al menos, 1,5 litros de líquidos al día en caso de colostomía y entre 1,5-2 litros en caso de ileostomía, siempre y cuando no exista contraindicación médica.

Adaptando tu alimentación y modificando algunos hábitos del día a día, la ostomía no debe ser un impedimento para que sigas haciendo todo lo que te gusta hacer. Habla abiertamente sobre tus miedos o inquietudes con los profesionales que te hacen seguimiento para que podáis buscar una solución que te ayude a tener una buena calidad de vida.

Ana Jiménez García, dietista-nutricionista

Referencias:
  1. Fulham J. Providing dietary advice for the individual with a stoma. Br J Nurs. 2008;17(2):22–7.
  2. de Oliveira AL, Boroni Moreira AP, Pereira Netto M, Gonçalves Leite IC. A Cross-sectional Study of Nutritional Status, Diet, and Dietary Restrictions Among Persons With an Ileostomy or Colostomy. Ostomy Wound Manage. 2018 May;64(5):18-29.
  3. EATING WITH AN OSTOMY [Internet]. 2022. 1–76 p. Available from: https://www.ostomy.org/wp-content/uploads/2022/02/Eating_with_an_Ostomy_2022-02.pdf
  4. Elbusto A. Dieta blanda de fácil digestión: de la teoría a la práctica. SEEN. 2018;1:3–6.
  5. Instituto Catalán de Oncología, Fundación Alicia. Recomendaciones dietético-culinarias durante el tratamiento del cáncer colorrectal. 2018. 1–80 p.
  6. Cancer Minchot E, Cánovas Molina G, Delgado Olivencia EM, Moreno Borreguero A. Recomendaciones nutricionales para pacientes con ileostomía. SEEN. 2018;1–4.
  7. Akbulut G. Nutrition in Stoma Patients: A Practical View of Dietary Therapy Gamze. Int J Hematol Oncol. 2011;21(1):61–6.
  8. Michońska I, Polak-Szczybyło E, Sokal A, Jarmakiewicz-Czaja S, Stępień AE, Dereń K. Nutritional Issues Faced by Patients with Intestinal Stoma: A Narrative Review. J Clin Med. 2023;12(2):510.
  9. Burch J. Nutrition and the ostomate: input, output and absorption. Br J Community Nurs. 2006;11(8):349–51
  10. Cancer Minchot E, Cánovas Molina G, Delgado Olivencia EM, Borreguero Moreno A. Recomendaciones nutricionales para pacientes con colostomía. SEEN. 2018.
Recomendaciones y adaptaciones dietéticas tras una ostomía (2)

Recomendaciones y adaptaciones dietéticas tras una ostomía (2)

Ostomía y adaptaciones dietéticas

Como ya comentábamos en la primera parte de recomendaciones y adaptaciones dietéticas tras una ostomía, los pacientes con ostomías suelen restringir alimentos o grupos de alimentos para reducir el riesgo de algunos efectos secundarios. En este nuevo artículo, detallamos una serie de recomendaciones específicas relacionadas con estos aspectos para ayudarte a tener una mejor calidad de vida si tienes una ostomía.

1) Para evitar la deshidratación y alteraciones electrolíticas

Ser portador de una ileostomía supone un mayor riesgo de sufrir deshidratación y alteraciones electrolíticas debido a la pérdida de una cantidad de líquidos y minerales que, en condiciones normales, se reabsorberían en el colon. Debido a esto, es necesario asegurar una adecuada hidratación incluyendo entre 1,5-2 litros de líquidos al día. Los líquidos más recomendados son el agua, las infusiones sin azúcar y las sopas o caldos naturales de verduras o pollo (1,2,3).

Además, hay que tener en cuenta que algunos alimentos y bebidas pueden empeorar los problemas de deshidratación, por lo que se recomienda evitar su consumo (1,2,4):

  • Café o té.
  • Bebidas con alto contenido en azúcar (zumos de frutas, refrescos y otras bebidas azucaradas).
  • Alimentos fritos o picantes.
  • Alcohol.
  • Otras bebidas con cafeína (bebidas de cola o bebidas energizantes).
  • Cacao y chocolate.

Por último, es importante conocer los signos de deshidratación y de niveles bajos de electrolitos para poder identificar estas situaciones y corregirlas lo antes posible (1,2,5,6):

Los síntomas de la tabla no son específicos, pero dado que las alteraciones electrolíticas son relativamente frecuentes, se recomienda consultar al médico de referencia para que valore la realización de un análisis.

Con pérdidas superiores a 1,5 litros/día, que son consideradas de alto débito, no se recomienda la ingesta excesiva de bebidas hipotónicas como el agua. En estos casos, se debe informar al médico para recibir soluciones de rehidratación adecuadas con una composición estrictamente definida (7,8).

«Las alteraciones
de electrolitos
son relativamente frecuentes cuando
se porta una
ileostomía»

Las personas portadoras de ileostomía suelen evacuar las heces en forma líquida o semilíquida debido a esa falta de reabsorción de líquidos antes comentada. Cuanto más espesas sean las heces, más nutrientes y fluidos serán absorbidos, por lo que, en este sentido, incluir alimentos que ayuden a espesar las heces puede ser una buena estrategia (1,9):

  • Plátanos.
  • Patata pelada.
  • Arroz blanco, pan blanco, pasta blanca.
  • Puré de manzana.
  • Mantequilla de cacahuete cremosa.

2) Para evitar la obstrucción de la ostomía

Las personas portadoras de ileostomía, y con especial importancia tras la creación del estoma, deben tener precaución con ciertos alimentos que pueden causar obstrucción del estoma (1,2,5,7,9):

  • Legumbres.
  • Frutos secos, semillas y fruta desecada.
  • Fruta: piña cruda, coco, semillas y piel de frutas.
  • Verduras y hortalizas: apio, champiñones, repollo, brotes vegetales, semillas y piel de verduras y hortalizas.
  • Maíz y palomitas de maíz.

3) En caso de diarrea

En caso de diarrea, se deben evitar los siguientes alimentos (2,6,7,9):

  • Comidas o especias picantes (curry, pimienta, ajo, etc.).
  • Alimentos ricos en fibra o estimulantes del peristaltismo: legumbres (lentejas, alubias, garbanzos, guisantes), pasta, pan o cereales integrales, frutas crudas, frutas desecadas y zumos cítricos, verduras crudas y verduras cocidas de hoja verde (espinacas, acelgas, col, coliflor, brócoli, etc.), leche y queso fresco (por su contenido en lactosa), frutos secos, bebidas alcohólicas o bebidas estimulantes que contengan cafeína o teína.
  • Alimentos ricos en azúcares simples: caramelos o golosinas, zumos o néctar de frutas, azúcar simple o miel, chocolate o bebidas azucaradas.

4) En caso de estreñimiento

El estreñimiento se da en un porcentaje muy significativo de personas portadoras de colostomía, por lo que, después del periodo de adaptación de la alimentación, una vez que se ha realizado la cirugía para la colocación del estoma, se recomienda (5,10):

  • Tomar abundantes líquidos (siempre que no exista contraindicación).
  • Realizar ejercicio físico de forma habitual para favorecer el movimiento intestinal.
  • Incluir de forma habitual alimentos con alto contenido en fibra como verduras, frutas, legumbres y cereales integrales.

Aunque haya estreñimiento, nunca se deben tomar laxantes sin prescripción médica.

5) Para evitar el mal olor (2,7,9,11)

  • Alimentos que pueden aumentar el mal olor de las heces: ajo, cebolla, col, coliflor, calabaza, repollo, brócoli, legumbres (judías blancas, garbanzos, guisantes), espárragos, huevos, pescado azul, quesos fuertes, alcohol y condimentar mucho las comidas.
  • Alimentos que pueden ayudar a disminuir el mal olor de las heces: yogur, requesón, mantequilla (tomar solo ocasionalmente), zumo de arándano o zumo de tomate y perejil.

6) Para evitar los gases (2,7,9,10,11)

  • Come despacio y masticando bien los alimentos.
  • Evita mascar chicle, beber con pajitas y el tabaco.
  • Alimentos que pueden generar gases: 
    • Bebidas carbonatadas y bebidas alcohólicas.
    • Legumbres: guisantes, habas, lentejas, alubias o garbanzos.
    • Verduras: espárragos, verduras tipo col, coliflor, brócoli, coles de Bruselas, repollo, calabaza, cebolla, puerro, rábanos, pepinos o espinacas.
    • Frutos secos y fruta desecada.
    • Alimentos integrales.
    • Las pieles de las frutas.
    • Huevos.
    • Quesos fuertes tipo roquefort.

Es muy importante tener en cuenta que estas recomendaciones son de carácter general y que cada persona puede necesitar un determinado tipo de dieta, restricciones de algunos alimentos mal tolerados o suplementos nutricionales específicos en caso de presentar deficiencias nutricionales, por lo que en muchas ocasiones será necesario solicitar la ayuda de profesionales de la salud cualificados para recibir un asesoramiento adecuado e individualizado.

Ana Jiménez García, dietista-nutricionista

Referencias:
  1. EATING WITH AN OSTOMY [Internet]. 2022. 1–76 p. Available from: https://www.ostomy.org/wp-content/uploads/2022/02/Eating_with_an_Ostomy_2022-02.pdf
  2. Instituto Catalán de Oncología, Fundación Alicia. Recomendaciones dietético-culinarias durante el tratamiento del cáncer colorrectal. 2018. 1–80 p.
  3. Burch J. Nutrition and the ostomate: input, output and absorption. Br J Community Nurs. 2006;11(8):349–51
  4. Cancer Minchot E, Cánovas Molina G, Delgado Olivencia EM, Moreno Borreguero A. Recomendaciones nutricionales para pacientes con ileostomía. SEEN. 2018;1–4.
  5. Fulham J. Providing dietary advice for the individual with a stoma. Br J Nurs. 2008;17(2):22–7.
  6. American Cancer Society. Ileostomy Guide. 2019. 1–20 p.
  7. Michońska I, Polak-Szczybyło E, Sokal A, Jarmakiewicz-Czaja S, Stępień AE, Dereń K. Nutritional Issues Faced by Patients with Intestinal Stoma: A Narrative Review. J Clin Med. 2023;12(2):510.
  8. Medlin S. Nutritional and fluid requirements: High-output stomas. Gastrointest Nurs. 2012;10(7):42–9.
  9. Akbulut G. Nutrition in Stoma Patients: A Practical View of Dietary Therapy Gamze. Int J Hematol Oncol. 2011;21(1):61–6.
  10. Cancer Minchot E, Cánovas Molina G, Delgado Olivencia EM, Borreguero Moreno A. Recomendaciones nutricionales para pacientes con colostomía. SEEN. 2018.
  11. American Cancer Society. Colostomy Guide. Cancer.org. 2019. 1–31 p.
¿Qué función desempeña un fisioterapeuta con un paciente con cáncer colorrectal?

¿Qué función desempeña un fisioterapeuta con un paciente con cáncer colorrectal?

El papel del fisioterapeuta en cáncer colorrectal

El cáncer de colon es uno de los tumores más prevalentes en nuestra sociedad y se espera que su prevalencia siga aumentando en los próximos años debido, entre otros factores, al envejecimiento de la población, siendo éste uno de los principales factores de riesgo de este tipo de tumor (1). Afortunadamente, pese al aumento de la incidencia (1), su mortalidad se ha visto reducida en las últimas décadas (2), lo que ha favorecido promover otros factores relevantes, más allá de la supervivencia, como son la necesidad de cuidados y la mejora de la calidad de vida de los pacientes en las diferentes etapas de la enfermedad (1,3).

Uno de los profesionales sanitarios que interviene en dicha tarea es el fisioterapeuta, quien está integrado en el equipo multidisciplinar del paciente colorrectal para favorecer la prevención y la promoción de la salud. Su papel es clave durante cualquier momento de la enfermedad, aplicando un conjunto de técnicas y métodos que sirven para recuperar una función o actividad del cuerpo que ha disminuido o se ha perdido a causa de, en este caso, una enfermedad o sus consecuencias.

Funciones del fisioterapeuta en cáncer colorrectal

Las funciones del fisioterapeuta variarán durante el proceso oncológico: en la intervención temprana o prehabilitación, con el objetivo de prevenir o retrasar complicaciones del tumor o sus terapias (4), en la fase del tratamiento activo (por ejemplo, quimioterapia y radioterapia), o una vez finalizado el tratamiento.

En líneas generales, este profesional tratará de adaptar el movimiento a las limitaciones y sintomatología. Por ello, los objetivos del programa de fisioterapia dependerán de la condición del paciente y del estadio en el que se encuentre. Estos objetivos pueden englobarse en (3,5,6):

Dependerán de la condición del paciente y del estadio en el que se encuentre

  • Identificar limitaciones o impedimentos físicos mediante la valoración.
  • Mejorar la funcionalidad del sistema neuromusculoesquelético, favoreciendo el fortalecimiento muscular, disminuyendo la debilidad y evitando el deterioro del tejido muscular y óseo.
  • Mejorar la marcha y la deambulación.
  • Evitar las reducciones en el rango de movimiento articular debido al aumento de la inactividad o incluso a restricciones derivadas de la cirugía o el tratamiento.
  • Disminuir el dolor, la fatiga o la disnea.
  • Prevenir complicaciones respiratorias o lesiones de la piel, especialmente en pacientes encamados o en una situación terminal.
  • Mejorar la calidad de vida y bienestar psicosocial.

Una de las técnicas que utilizan los fisioterapeutas para conseguir estos objetivos es la terapia manual, que se realiza para tratar el tejido blando (tratamiento de las cicatrices, musculatura, control o reducción de edemas, etc.).

Neuropatía, dolor y fisioterapia

Un efecto secundario frecuente derivado de la administración de ciertos medicamentos es la neuropatía, una patología nerviosa que cursa con sensación de pinchazo, hormigueo o entumecimiento. Aunque aproximadamente el 40% de estas neuropatías se resuelve a lo largo de unos meses (7), puede llegar a incapacitar a los pacientes por su sintomatología, como la ataxia sensitiva (falta de coordinación muscular ocasionada por una lesión nerviosa), el dolor o el entumecimiento moderado, que reduce la capacidad funcional y la calidad de vida.

Además, estos fallos en la conducción nerviosa podrían favorecer la pérdida de equilibrio y posteriores caídas, especialmente graves en los pacientes más mayores (8). Aquí el papel de la fisioterapia también es importante, ya que esto se podría mejorar mediante un programa de ejercicios (9).

Por otro lado, el dolor es una sintomatología muy común en supervivientes de cáncer (10), pudiendo aparecer en diferentes episodios de dolor agudo o persistente (lo que hemos conocido como dolor crónico). Aunque afortunadamente no es muy frecuente en supervivientes de cáncer colorrectal, se sabe que el dolor crónico contribuye a la limitación funcional y tiene un impacto negativo en la calidad de vida de los supervivientes de este tipo de tumor (11). La fisioterapia ha demostrado su eficacia en el control del dolor, conociendo y pudiendo controlar y dosificar ciertas variables que mejoren el dolor y el impacto de éste.

El papel del fisioterapeuta en las complicaciones pre y postoperatorias

En cuanto a las complicaciones pre y postoperatorias, el fisioterapeuta es el profesional de referencia para prevenir éstasen pacientes sometidos a colostomía e ileostomía. Estos pacientes pueden sufrir problemas psicológicos y sociales, derivados de la expulsión incontrolada de gases, o físicos debido a la disminución de la movilidad o dolor debido a la cicatriz, disminución de la activación de la musculatura abdominal, así como apertura de la colostomía, eventraciones (o hernias) y disfunciones de la musculatura del suelo pélvico o sexuales.

Por tanto, individualizar el tratamiento, priorizando ejercicios de control motor de la musculatura de la pared abdominal o mediante diferentes herramientas como la ecografía, la electromiografía o el biofeedback, será primordial en el corto y medio plazo de los pacientes.

Ejercicio terapéutico y cáncer colorrectal

Además, el fisioterapeuta es un profesional que, entendiendo la fisiopatología de la enfermedad y los diferentes factores de riesgo de la historia clínica del paciente, puede favorecer la inclusión en programas activos de actividad física y de ejercicio terapéutico mediante una correcta dosificación y progresión del programa, incluso durante la quimioterapia (4).

Con todo ello, la fisioterapia ha demostrado ser una herramienta eficaz y segura en el paciente colorrectal, que ha de aplicarse de manera prematura después de sufrir una cirugía, (7) o incluso en pacientes paliativos, con el fin de mejorar la funcionalidad evaluada mediante la capacidad de realizar actividades básicas de la vida diaria, la movilidad, la resistencia, el ánimo y la fatiga (12). Se trata de un profesional sanitario al que podemos acudir en busca de información sobre nuestra patología, y cómo poder mejorar nuestra sintomatología y funcionalidad de manera individualizada y segura dentro de nuestra historia clínica.

Alejandro Álvarez Bustos, fisioterapeuta.

Referencias:
  1. Fitzmaurice C, Akinyemiju TF, al Lami FH et al. Global, Regional, and National Cancer Incidence, Mortality, Years of Life Lost, Years Lived With Disability, and Disability-Adjusted Life-Years for 29 Cancer Groups, 1990 to 2016: A Systematic Analysis for the Global Burden of Disease Study. JAMA oncology 2018; 4: 1553–1568.
  2. Hallquist Viale, RN, MS, CNS, ANP P. The American Cancer Society’s Facts & Figures: 2020 Edition. Journal of the advanced practitioner in oncology 2020; 11.
  3. Albreht T, Maria J, Andrés B et al. Survivorship and rehabilitation: policy recommendations for quality improvement in cancer survivorship and rehabilitation in EU Member States Main messages. .
  4. Michael CM, Lehrer EJ, Schmitz KH, Zaorsky NG. Prehabilitation exercise therapy for cancer: A systematic review and meta-analysis. Cancer medicine 2021; 10: 4195–4205.
  5. Wilson C. Rehabilitation Services and Palliative Care: An Oxymoron or Best Practice? Home healthcare now 2019; 37: 174–175.
  6. Li P, Fang F, Cai JX, Tang D, Li QG, Wang DR. Fast-track rehabilitation vs conventional care in laparoscopic colorectal resection for colorectal malignancy: a meta-analysis. World journal of gastroenterology 2013; 19: 9119–9126.
  7. Seretny M, Currie GL, Sena ES et al. Incidence, prevalence, and predictors of chemotherapy-induced peripheral neuropathy: A systematic review and meta-analysis. Pain 2014; 155: 2461–2470.
  8. Winters-Stone KM, Horak F, Jacobs PG et al. Falls, Functioning, and Disability Among Women With Persistent Symptoms of Chemotherapy-Induced Peripheral Neuropathy. Journal of clinical oncology : official journal of the American Society of Clinical Oncology 2017; 35: 2604–2612.
  9. McCrary JM, Goldstein D, Sandler CX et al. Exercise-based rehabilitation for cancer survivors with chemotherapy-induced peripheral neuropathy. Supportive care in cancer : official journal of the Multinational Association of Supportive Care in Cancer 2019; 27: 3849–3857.
  10. van den Beuken-Van Everdingen MHJ, Hochstenbach LMJ, Joosten EAJ, Tjan-Heijnen VCG, Janssen DJA. Update on Prevalence of Pain in Patients With Cancer: Systematic Review and Meta-Analysis. Journal of pain and symptom management 2016; 51: 1070-1090.e9.
  11. El-Shami K, Oeffinger KC, Erb NL et al. American Cancer Society Colorectal Cancer Survivorship Care Guidelines. CA: a cancer journal for clinicians 2015; 65: 428.
  12. Cheville AL, Kollasch J, Vandenberg J et al. A home-based exercise program to improve function, fatigue, and sleep quality in patients with Stage IV lung and colorectal cancer: a randomized controlled trial. Journal of pain and symptom management 2013; 45: 811–821.